martes, 26 de enero de 2010

El estudio de la Palabra de Dios.


El estudio de la Palabra de Dios es necesario.

Proverbios 2, 3-6

3porque si clamas a la inteligencia,
         y alzas tu voz al entendimiento,

    
    4si la buscas como a plata,
         y la procuras como a tesoros escondidos,

    
    5entonces entenderás el temor del SEÑOR,
         y descubrirás el conocimiento de Dios.

    
    6Porque el SEÑOR da sabiduría,
         de su boca vienen el conocimiento y la inteligencia.

Esto debo anhelar.

Josué 1, 8

8Este libro de la ley no se apartará de tu boca, sino que meditarás en él día y noche, para que cuides de hacer todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino y tendrás éxito.

Con Hombres así Dios Hace Grandes cosas.

Esdras 7,10-11

 10Ya que Esdras había dedicado su corazón a estudiar la ley del SEÑOR, y a practicarla, y a enseñar sus estatutos y ordenanzas en Israel.

    11Esta es la copia del decreto que el rey Artajerjes dio al sacerdote Esdras, el escriba, instruido en las palabras de los mandamientos del SEÑOR y de sus estatutos para Israel:

Mi deleite debe ser la Palabra de Dios.

Salmos 119, 97-100

97¡Cuánto amo tu ley!
         Todo el día es ella mi meditación.

    
    98Tus mandamientos me hacen más sabio que mis enemigos,
         porque son míos para siempre.

    
    99Tengo más discernimiento que todos mis maestros,
         porque tus testimonios son mi meditación.

    
    100Entiendo más que los ancianos,
         porque tus preceptos he guardado.

   Mi mejor Ocupación es la que le rindo a mi Señor. 

1 Timoteo 4, 13-16

13Entretanto que llego, ocúpate en la lectura de las Escrituras, la exhortación y la enseñanza.

    14No descuides el don espiritual que está en ti, que te fue conferido por medio de la profecía con la imposición de manos del presbiterio.

    15Reflexiona sobre estas cosas; dedícate a ellas, para que tu aprovechamiento sea evidente a todos.

    16Ten cuidado de ti mismo y de la enseñanza; persevera en estas cosas, porque haciéndolo asegurarás la salvación tanto para ti mismo como para los que te escuchan.

El que enseña y no aprende de su enseñanza antes de enseñarla no esta enseñando, el tal solo habla.

Att: francisco a. victoria t.


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